sábado, 12 de septiembre de 2009

Sueño... ¿décimoctavo?: See you later, alligator (Pezqueñines no, gracias)

Estoy sentado en una mesa de restaurante de cuatro sillas, todas llenas. Enrente mía está mi primo, y a las otras dos personas no consigo identificarlas.
Todos tenemos una pecera delante, y observamos como dioses cómo los peces van creciendo ante nuestros ojos. Cuando alcanzan una edad suficiente, nos los zampamos.
De entre todos los peces que nos comemos, uno en especial siempre llama nuestra atención. Es un pez gris pequeño con dientes, que en otras latitudes sería llamado piraña pero que en el lugar del restaurante se ve que se llamaba cocodrilo.
Así que estamos sentados comiendo cocodrilos. En un momento dado, llega el camarero para darnos la carta, por lo que deduzco que eso eran los entrantes.
Y vamos a coger el último cocodrilo. Sólo hay uno en cada pecera, y cada vez que nos lo comemos, aparece otro. Por alguna extraña razón, siento una pena enorme al metérmelo en la boca (relacionada, quizá, con el hecho de comérmelo vivo) y mi primo comenta con tristeza que tenía la piel dura.
Asiento, y despierto.

martes, 8 de septiembre de 2009

Sueño #28 - La Banda


Estoy en mi casa con mi novio. Hace frío, pasa viento por las ventanas (está pasando viento por la ventana realmente). Oímos una música que viene de la calle. Salimos a ver qué pasa. Hay una banda tocando, cada músico se ha colocado en un balcón distinto de la calle y abajo, en la carretera, hay una gran limusina. Hay hombres que aguantan paraguas en fila delante de la puerta. Muchos vecinos están mirando la escena.
Una mujer que lleva pamela y un vestido muy caro saluda con una mano enguantada y se mete en la limusina. Le pregunto a mi novio si es la Reina Sofía. Él me dice que no, que es la actriz de Indiana Jones, y al preguntarle cómo lo sabe me dice que lo ha descubierto porque la melodía que interpreta la banda es de Indiana Jones. 
La limusina actúa como si no hubiera tráfico. Choca contra otros coches y sube por una rampa hacia el tejado de las casas para ir más rápido. Esa actriz tiene mucho morro.

En ése momento empieza a tronar. Una gran tormenta eléctrica se desata sobre nuestras cabezas. Él me dice que debemos irnos a su casa y yo me niego rotundamente porque las tormentas me dan pánico y no quiero salir a la calle. Él me medio obliga, pero entonces el padre de una amiga (que ha aparecido allí no se sabe como) le hace ver que yo estoy aterrada.
- Mírala, qué carita tiene! -dice, con lástima. 

Al final me quedo en mi casa y él se va, me dice que ya vendré. 

En acabar la tormenta lo primero que hago es marcharme corriendo a su casa, una casa en ruinas que está en un barrio marginal. Me arrepiento de haberle dejado solo, debería haber ido con él. Como es habitual, cuando no estoy con él siento que pierdo el tiempo. 
Debo dar una vuelta inmensa para llegar a la entrada. Pero si bajo por unas escaleras en ruinas llenas de hierbajos llegaré mucho más rápido.
Las bajo y por poco me mato. Abajo me espera mi tío, que me comenta que últimamente hay plaga de arañas. 

Me despierto. 

Memories

Hoy sólo vengo a tratar un fragmento de un sueño especialmente curioso que tuve hace tiempo.
Era el año 2064, el mundo era moderno y bonito, los hombres habían colonizado la luna, estaba casado con N., y me moría.
Cáncer, creo.
Fue plácido, y es uno de los pocos detalles que puedo recordar, pero no tenía miedo a la muerte, sino más bien la serena resignación del que ya no quiere nada más de la vida y no le importa acabarla ya.
Así que, muchas sábanas blancas, muchas palmaditas en la espalda... A pesar del desfase cronológico, yo tengo unos treinta años.
Y bueno, despierto.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Sueño #27 - Bombas


Helicópteros volando. Hacen pruebas de explosivos y los tiran hacia abajo. No debe salir nadie herido porque se supone que las minas explotan antes de llegar al suelo. 
Una niña se ha quedado a dormir en casa de su amiga. Los padres de la chica se han ido a una importante conferencia y no llegarán hasta tarde. Están las dos en su habitación cuando oyen un sonido metálico en el jardín. La chica sale a ver qué ha sido el causante del sonido. Su gatito ha cogido una especie de bola metálica en la boca, una bola que hace tic-tac. A la chica la bola le da mala espina, y le manda al gato soltar la bola, pero no le hace caso. La chica cada vez está más nerviosa. No quiere tocar eso. El tic-tac suena cada vez más rápido. De un manotazo, ahuyenta al gato, que tira la bola al estanque. En ese momento explota con un ruido sordo que queda amortiguado por el agua. 

De repente, soy un hombre de treinta años. Llevo gabardina y me parezco al malo de Titanic. Entro decididamente en el parlamento y saludo a todos los allí presentes con tranquilidad. Ellos se ponen muy nerviosos porque no saben qué hago allí.
- No se te está permitida la entrada -me dice el Rey. 
Envía enseguida a los gorilas de seguridad, pero no me importa, porque es noche el Rey y toda su familia morirán. He preparado una bomba. 

Soy la hija del Rey. No es el rey de España , solo es mi padre que simplemente tiene el título de Rey. Está en una fiesta de Reyes porque hoy es su cumpleaños, no se me está permitida la entrada pero tengo una cosa importante que decirle. Entro en el lujoso edificio de moqueta roja y le interrumpo a pesar de que está hablando con los Reyes más importantes habidos y por haber. Muy enfadado ,me pregunta qué quiero. 
- Siento tener que decirte esto, papá, pero un hombre trama un atentado terrorista contra ti.

Él me calma, me dice que es normal que la gente le odie porque es un hombre rico e importante, pero que si tuviera que asustarse por cada amenaza que le envían no saldría de su casa. 
Vuele a sus importantes quehaceres y yo me quedo con el miedo de quedarme sin padre. 
Por la noche entro en la habitación de mis padres y comienzo a inspeccionar los regalos que le han hecho. Hay un montón de cajas lujosas de marcas caras y entre ellas un cojín de los Chinos. Esa cosa debe costar máximo cincuenta céntimos.
Lo abro y me encuentro un complicado mecanismo de bomba. Advierto a mi padre que la bomba está allí, pero sigue sin hacerme caso. 
En ése momento me entra el pánico. Debo librarme de esa cosa. La solución más rápida es tirarla por el balcón. 

Lo lanzo hacia abajo y cae en la casa de abajo. Entonces me acuerdo que en esa casa vive el vecino malo, el que se parece al malo de Titanic y que odia a mi padre y que le ha preparado una bomba. Voy a contárselo a mi padre y entonces BOOM. Una fuerte explosión. 
Mi padre corre hacia el balcón y ve la casa del vecino en llamas. 
Entonces parece reaccionar ante la catástrofe. Se queda medio en trance. 
- ¿Te das cuenta de lo que nos habría pasado? -le dice a mi madre señalando el fuego - De no ser por ella. Muchas gracias hija. Nos has salvado a todos. 

Cuando despierto me río porque me imagino al vecino preparándose para ver la explosión en en piso de arriba y encontrándose el cojín explosivo en su sala de estar dos segundos antes de salir volando por los aires.

Claves

- Primero soy una niña, luego un terrorista y luego la hija del Rey. 
- En todos los casos, la gente pasa de mí. Que si el gato no suelta la bomba, que si el Rey no me saluda o que si el Rey no hace caso a su hija que le dice que le van a matar.
- El primer escenario es una casa grande, lujosa y moderna, con un gran jardín. Luego pasamos al parlamento, con moqueta roja y bancos de madera brillante. La fiesta del Rey es parecida al parlamento y finalmente mi casa, tal cual. A pesar de ser el Rey a mi padre le gusta vivir como antes.
-  Me siento de varias maneras. Para ser breves, me siento entre preocupada, malvado, asesino, terrorista, salvadora, impotente y heroína.
- Mis objetivos son a) que no explota una bomba en mi jardín. b) que le explota una bomba al Rey. c) que no le explote la bomba al Rey porque es mi padre y además yo explotaré con él.

Colores

Rojos, naranjas, explosiones, negro de la coche, rojo moqueta. 

domingo, 6 de septiembre de 2009

Sueño #26 - Dibujo inacabado


Primer día de clase del nuevo curso. En clase de dibujo debemos dibujar un coche de rally. Soy la que lo dibuja más rápido, y como me sobra tiempo le añado muchas cosas más, lo coloreo con témpera y dibujo caras realistas a los lados. Al final todo el mundo acaba el dibujo simple del coche y sale al recreo. Pero como a mí me queda acabar todo lo que he empezado ya que no puedo dejarlo inacabado tengo que estarme todo el patio y perder un rato de la siguiente hora. 

Claves

- Yo soy cabezota, en el sueño sé que estoy siendo cabezota sin razón pero mi cuerpo no obedece a mi mente, así que todo es una especie de: ¿Qué estoy haciendo?
- El profesor, mis compañeros, me son totalmente desconocidos. No me fijo en ellos ni siquiera, sino que estoy concentrada en hacer el mejor y el más completo dibujo.
- El escenario se reduce a una clase. Las paredes están hechas de baldosa blanca, el fluorescente del techo parpadea y se ve una extensión montañosa por la ventana. 
- Me siento baja de autoestima, infravalorada, quizá. A medida que el sueño avanza me pongo nerviosa porque no estoy consiguiendo lo que quiero.
- He de demostrar algo a los demás, no me basta con saber yo misma que soy capaz de dibujar más cosas a parte de un coche de rallys. 

Colores

- Blancos, vacíos, neutros, sosos.  

Sueño decimoséptimo: La Taberna de la Bilis (Reservado derecho de admisión)

Una frutería de barrio. Hay lugares más glamourosos en los que comenzar un sueño, pero imagino que no había presupuesto para más.
Parmenio y yo estamos agazapados entre las cajas de naranjas. El plan: cuando el tipo que intenta raptar a mi madre se presente, haciendo el disimulado, mi madre, perfectamente disfrazada de House, se acercará, él intentará raptarla (entonces, ¿para ¡qué! ¡cojones! debe disfrazarse de House?) y nosotros apareceremos y reduciremos al individuo.
Bien, el individuo en cuestión es alto, tiene bigote y viste un smoking blanco. Además, lleva un buen rato mirando melocotones.
Entonces, por la izquierda, aparece House (aunque todo el mundo sabe que es mi madre), y de repente la tienda se llena de una multitud y los secuaces del hombre del smoking blanco intentan reducirnos.
Salto y me tiro encima del cuello de uno de ellos hasta que se cae, y al hacerlo, me despierto.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Sueño decimosexto: Cuentas

Estoy frente a una caseta de tiro de la feria, sé que hay caballos. Por un momento, ésa es la única certeza de este mundo. Ni Cuestión X, ni reconciliaciones, ni mapas de los sonidos de Tokyo, ni nada más que caballos.
Luego me doy cuenta de que a mi lado, mi acompañante espera a que coja un rifle con el cañón seguramente desviado e intente darle al blanco.
Entonces me zambullo en un trance matemático-demencial. Noventa y tres, ése es el número -o eso creo en la vigilia. Debo usar aritmética modal, de módulo 18, siendo exactos.
Esto es: 93 - 18 = 75
75 - 18 = 57
57 - 18 = 39
39 - 18 = 21
21 - 18 = 3

La gente me aplaude, soy un genio. No me importa, porque sé que en el fondo a ellos tampoco. Además, eso lo podría haber hecho un mono con una calculadora.

No sé si consigo el premio o no, muchos caballos y ningún disparo más tarde, despierto.

martes, 1 de septiembre de 2009

Sueños y miscelánea valenciana: Hemisfèric

Un bonito lugar -aunque un tanto caro- para echarse una siesta.