Una avioneta, yo y tres amigos. Debemos viajar hasta Gran Canarias, no sé por qué, pero es primordial llegar hasta allí. En mitad del camino y a un montón de pies del suelo, me doy cuenta de que he olvidado abrocharme el cinturón y de que a la mínima vuelta que haga el avión caeré en picado. Mis amigos también han olvidado atárselo. Le gritamos al piloto que aterrice, pero nos ignora. Al final consigo atármelo afrotando el pánico a caerme.
Por fin la avioneta aterriza, pero en un barco de cargas. Allí están todos mis amigos. Nos encierran. Las luces son rojas, las paredes de metal blindado. Hay unos planos pegados en las paredes de las habitaciones posteriores por donde debemos pasar si queremos salir de allí. En cada habitación hay un enemigo; una francotiradora, un samuráir con un jabalí, un científico loco, perros asesinos... En cada puerta hay colgado un dibujo de lo que hay dentro.
Nosotros solo tenemos una pistolita y es casi imposible sobrevivir. De todas formas lo conseguimos.
Al llegar a la última puerta me doy cuenta de algo que me aterroriza. El dibujo es del estilo de mi novio. Me giro horrorizada hacia él y le pregunto por qué. Él sonríe.
Me despierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario