sábado, 3 de octubre de 2009

Sueño décimonoveno: Al principio fue la línea de comandos

Música celta. Como camino por una calle medieval de Valencia, es lógico. Había muchos celtas en Valencia.
Primero suena una gaita, y yo y mi primo convenimos en que es un estilo muy limpio. Luego suena un whistle, y nos parece de lo más brillante que hemos escuchado en mucho tiempo.
Y como disfrutamos escuchando música celta en la calle, entramos a un quiosco insonorizado. Lo llevan magrebíes, y lo primero que veo es a un profesor de matemáticas al cual, personalmente, admiro.
- Hola, Tomás -me dice.
- ¿Qué tal estás, G.? -respondo.
- Se me ha estropeado el ordenador.
- Vaya, como a mí.
- Lástima.
- Sí...
Pido una taza de chocolate caliente con croissant, y me la tomo.
G. me pregunta que cuánto dinero llevo encima, que me da lo suyo, que me compre un sistema operativo (en el quiosco, aparte de chocolate con croissant, venden sistemas operativos) y que luego se lo pase.
Le digo que gracias, me acerco al quiosquero, y le pido una taza de chocolate con cortezas de cerdo.
Mojo las cortezas.
Están ricas, qué coño.

Sueño #29 - Pestañitas


Una comida familiar. De la comida no recuerdo nada, solo sé que me paso casi todo el tiempo en el baño y mi abuela me llama para que venga, pero yo, por alguna razón, no quiero salir del baño. Más tarde nos marchamos mi abuela, mi hermana y yo hacia mi casa, para dormir. Nos tumbamos en la camas, pero en ése momento tengo un flash o una visión de que mi enemiga viene hacia aquí, y está muy cabreada. 
Corro a avisar a mi abuela y a mi hermana, las sacudo y les grito que se vayan, que es muy peligroso estar aquí. Me miran con cara de que estoy loca, pero al final se levantan lentamente y hacen las maletas. 
- ¡NO HAY TIEMPO PARA HACER MALETAS! -rujo, pero ellas no me hacen caso y siguen. Al final se van, pero en la puerta del ascensor se encuentran a mi enemiga, que las mira de reojo pero no les hace caso. 
La enemiga en cuestión es una chica de mi clase y de ella sólo sé que le gusta Nirvana. Es una chica rastafari-hippie-nirvanera con un piercing bajo el labio i una mecha de cuentas colgando de su pelo rubio rizado. La llamamos comúnmente "Pestañitas", por sus largas pestañas. La he visto sonreír dos veces en lo que llevamos de curso.
Pero ese no es el caso. El caso es que está cabreada conmigo y lleva una metralleta. Entra en mi casa dando un portazo y para mi alegría deja la metralleta apoyada en la pared, pero inmediatamente se lía a hostias conmigo y yo sé que tiene motivos para ellos (aunque no sabría decir cuáles). 
Estamos pegándonos violentamente un rato hasta que consigo inmovilizarla rodeando con mis piernas su cuello, y cuando casi la he estrangulado me muerde el tobillo y tengo que soltarla. Sé que me insulta y me vuelve a golpear, pero un rato después para y se recuesta en la cama muy cansada. 
- Bueno, ahora ya podemos ser amigas -dice, como si nada.
Yo sonrío y contesto que es una buena idea. Charlamos un rato sobre música. 

Me despierto.