sábado, 3 de octubre de 2009

Sueño décimonoveno: Al principio fue la línea de comandos

Música celta. Como camino por una calle medieval de Valencia, es lógico. Había muchos celtas en Valencia.
Primero suena una gaita, y yo y mi primo convenimos en que es un estilo muy limpio. Luego suena un whistle, y nos parece de lo más brillante que hemos escuchado en mucho tiempo.
Y como disfrutamos escuchando música celta en la calle, entramos a un quiosco insonorizado. Lo llevan magrebíes, y lo primero que veo es a un profesor de matemáticas al cual, personalmente, admiro.
- Hola, Tomás -me dice.
- ¿Qué tal estás, G.? -respondo.
- Se me ha estropeado el ordenador.
- Vaya, como a mí.
- Lástima.
- Sí...
Pido una taza de chocolate caliente con croissant, y me la tomo.
G. me pregunta que cuánto dinero llevo encima, que me da lo suyo, que me compre un sistema operativo (en el quiosco, aparte de chocolate con croissant, venden sistemas operativos) y que luego se lo pase.
Le digo que gracias, me acerco al quiosquero, y le pido una taza de chocolate con cortezas de cerdo.
Mojo las cortezas.
Están ricas, qué coño.

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